martes, 29 de septiembre de 2009

ARGENTINA NEGATIVA


Editorial I - LA NACIÓN
Destruir en lugar de construir
Desde que el kirchnerismo gobierna, el país se encuentra sujeto a medidas de corto plazo que acarrean graves consecuencias

Noticias de Opinión: Martes 29 de setiembre de 2009 | Publicado en edición impresa

La ciencia económica ha trabajado intensamente para determinar cuáles son las medidas que contribuyen al crecimiento y cuáles lo impiden o hacen que los países retrocedan en su nivel de vida. Pero los economistas también avanzaron en otro campo que se ha denominado la economía y las instituciones. En esa área del saber han advertido cuáles son las condiciones institucionales que conducen a los países al crecimiento. La economía ya no se conforma con decir por qué los controles de precios son perjudiciales o por qué la emisión monetaria crea inflación, sino que ahora vuelca sus esfuerzos en definir el contexto institucional necesario para que las medidas produzcan mayor bienestar en la población.

Desde que Néstor Kirchner asumió el poder, recorrió el camino exactamente inverso al que grandes pensadores de la economía han propuesto como el más apto. La evidencia empírica lo ha confirmado, como lo muestran Irlanda, Chile, España y varios países de Europa central, entre otros.

En el campo económico, Kirchner no vaciló en destruir el poder adquisitivo de la moneda. Contrariando el artículo tercero de la Carta Orgánica del Banco Central, que establece que "es misión primaria y fundamental del Banco Central de la República Argentina preservar el valor de la moneda", no se vaciló en emitir pesos depreciando su poder de compra para sostener el denominado tipo de cambio competitivo, que finalmente dejó de serlo por efecto de la inflación.

El proceso inflacionario desatado por esta política derivó, primero, en los controles de precios, para luego acentuar la represión sobre el sistema económico, al recurrir a prohibiciones y cupos de exportación e incrementos en los impuestos a las exportaciones, y, finalmente, ante el fracaso de esas medidas, se optó por intervenir el Indec y destruir la confiabilidad de sus estadísticas, como si con esa medida la gente no advirtiera el alza en el costo de vida, el desabastecimiento de productos o los problemas de ocupación, pobreza e indigencia que padece.

Los casos más notables de destrucción económica son los de la industria láctea, la ganadería y el gas. Antes de que Kirchner llegara al gobierno, la Argentina exportaba productos lácteos, carnes y gas. Con sus políticas, estos tres sectores han quedado diezmados. De exportar gas pasamos a importarlo y, encima, el Gobierno ha rubricado un decreto por el cual se cobra un impuesto para financiar la importación de gas licuado mientras se mantiene en estado de desaparición la industria gasífera. En lo que hace a la ganadería, de continuar este rumbo, luego de perder mercados, la Argentina tendrá que importar carne si la población no reduce su consumo.

También destruyó el reducido mercado de capitales que todavía quedaba en la Argentina al confiscar los ahorros de los trabajadores que aportaban al sistema de capitalización privado. Ese sistema, con las correcciones que podía necesitar, permitía canalizar ahorro de largo plazo hacia el financiamiento del consumo y de la inversión.

Los métodos utilizados para controlar los precios, que lindan con el abuso del poder público, la confiscación de ahorros y el enfrentamiento con el campo para apropiarse de su renta son sólo algunos ejemplos de una larga lista de cómo el kirchnerismo fue minando la actividad económica y la seguridad jurídica.

Justamente, este avance sobre la propiedad privada mediante diferentes mecanismos ha producido una fuga de capitales de 43.000 millones de dólares, que equivalen al total de los depósitos del sector privado en el sistema financiero. La inseguridad jurídica provocada por tanto intervencionismo, el desprecio por los derechos de propiedad y la violación del derecho consagrado en la Constitución nacional de ejercer toda industria lícita fue la otra parte de la destrucción de la institucionalidad.

Desde el 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner y, ahora, su esposa, Cristina Fernández, jamás se concentraron en formular políticas públicas de largo plazo, eficientes y previsibles para construir condiciones de crecimiento sustentables. Por el contrario, todo se ha limitado a simples tácticas de corto plazo sin importar los efectos perjudiciales de largo plazo que pudieran tener. Estas tácticas se limitan a crear enemigos imaginarios o inventados por el matrimonio para acaparar más poder o salvar el escaso que le queda. Lo único previsible de Kirchner es su imprevisibilidad.

El veto de Cristina Fernández a la suspensión del pago de derechos de exportación para algunos partidos de la provincia de Buenos Aires que han sufrido una sequía histórica, la estatización de las transmisiones por televisión de los partidos de fútbol y el forzado proyecto de control de medios audiovisuales en nada contribuyen al progreso económico, pero confirman que, luego de la derrota electoral del 28 de junio, el poder remanente que le queda al matrimonio será utilizado para seguir destruyendo en vez de construir.

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Editorial IDestruir en lugar de construir

Desde que el kirchnerismo gobierna, el país se encuentra sujeto a medidas de corto plazo que acarrean graves consecuencias

lanacion.com | Opinión | Martes 29 de setiembre de 2009


el dispreciau dice: Argentina es un gran país... pero el problema no radica en la nación como tal, sino en su gente que piensa una cosa, dice otra para finalmente hacer algo distinto a lo pensado y luego expresado. Nos debatimos entre ideologías perimidas, discutiendo en esencia la importancia del sexo de los ángeles y ello nos mantiene estancados y atados a una regurgitación que nos envicia la mente. La parte de la sociedad que guarda valor agregado está arrinconada o ya ha decidido emigrar, sumándose a la larga historia de ostracismos que nos han caracterizado históricamente, una veces por una razón y otras por alguna distinta. Los ciclos no se terminan nunca tanto como los obstáculos con los cuales la máquina de impedir sostiene su hegemonía donde esté... pero el problema se centra en la deficiencia dramática de una clase política esencialmente pobre de alma, de mente, de voluntad, y fundamentalmente de capacidad de gestión. Entre el Gobierno Nacional y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, no hay diferencias substanciales, por el contrario ambos se conducen de manera autoritaria, despreciando al resto de la sociedad pero conservando la piel de oveja apropiada para los discursos, siempre vacíos. En la Provincia de Buenos Aires sucede algo semejante y en aquellos que conforman la entidad política del país, legisladores del aquí y del allá, permanece la conducta de mirar al otro por sobre el hombro. Lamentablemente, la reiteración autista de una conducta genera cansancio, fatiga, desazón, hasta que la persona se ve obligada a tomar decisiones dolorosas. Eso al Estado no le interesa, ya que es socio de ganancias y pérdidas a tal punto que cuando las primeras no se producen en el volumen esperado, siempre induce a que se produzcan las segundas en la seguridad que obtendrá su tan esperado beneficio. El país de los últimos diez años (para no ir más lejos) se debate entre paradojas y contradicciones... queremos ser grandes, pero cada vez somos más y más pequeños... queremos ser más ricos y poderosos, pero la sociedad se sume en la pobreza... finalmente, el problema se enfoca en que quienes conducen, no respetan ni siquiera sus propios pensamientos. Argentina carece de políticas públicas y ello está disgregando el concepto republicano, transformando al país en una entelequia donde cada uno se salva como puede. La constitución nacional ha pasado a estar dibujada y en cuanto se apruebe la tan mentada LEY de MEDIOS, que dicen representa a la parte recalcitrante de la dictadura militar de los setenta, el país perderá una de las columnas que sostenía las bases tradicionales de la cultura rioplatense. Cuando ello suceda, definitivamente ARGENTINA habrá perdido la libertad de expresión, habrá perdido la garantía constitucional de la propiedad privada (ya avasallada largamente), se habrá tornado imprevisible y peligrosa, y reinarán los pretendidos nichos de corrupción, narcotráfico, prostitución, delincuencia, y tráfico de personas que tanto han estado rodeando a la sociedad "libre" para someterla a los designios del hampa, que además ya no guarda código alguno. Argentina está consumida por la incoherencia, así de sencillo, mal que le pese a Néstor Kichner. Septiembre 29, 2009.-
NOTA: una aclaración que hace al contenido... el problema no es ir en sentido contrario a lo que indicaría el sentido común de los muchos... no, por el contrario, el problema es olvidar, omitir, despreciar, y hasta escupir a los muchos... que justamente son los que sostienen los mesianismos del que pretende ir para el lado opuesto. Eso, podrá ser políticamente correcto, pero es socialmente estúpido.-

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