sábado, 19 de septiembre de 2009

Hilda Molina: romper con el sistema




La señora SENADORA NACIONAL María Eugenia Estenssoro me ha hecho llegar este mensaje, que me permito compatir con Ustedes:
Hilda Molina: romper con el sistema
Por editora / 18 de September de 2009


Hilda Molina, la médica disidente cubana, es un ejemplo de consistencia entre su vida y su prédica. Días atrás, junto con María Eugenia, sus asesores y otros invitados nos reunimos con ella para que nos hablara acerca de su historia y sobre sus impresiones respecto de la situación actual en la isla.

Luego de presentarnos, Hilda recordó su adolescencia. Educada en el catolicismo adhirió, desde un primer momento, a los postulados de Fidel Castro por estar en desacuerdo con las injusticias que sufría el pueblo, producto de la dictadura de Batista. Coincidía tanto con los objetivos de la revolución que renunció a becas ofrecidas desde Estados Unidos y España –dos de los países donde fue invitada a trabajar– para seguir sus estudios de medicina.

Cuando se recibió de médica en Cuba, se especializó en neurología. Más tarde creó el CIREN (Centro Internacional de Restauración Neurológica) para tratar enfermedades incurables del sistema nervioso. Castro la conoció por esta actividad.

El gobierno cubano selecciona a las personas más destacadas en su área de acción de las distintas provincias para cubrir cargos en el parlamento sobre la base de su edad, raza y profesión. En 1993, Molina fue postulada (se eligen entre 3 y 4 ciudadanos) por su mérito como médica para representar a la provincia de Camagüey ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (que es unicameral). Sintió orgullo y sorpresa porque iba a tener que dejar de lado “mi vocación, la ciencia, para ocupar una banca en un ‘parlamento’ donde sólo se habla lo que está en agenda“.

Hilda nunca quiso exiliarse.
En 1994, cuando era responsable del CIREN y después de mantener fuertes diferencias con sus pares y autoridades, renunció al régimen y, por tanto, a su cargo de diputada y a sus condecoraciones. La clave fue cuando tomó conciencia de que el gobierno intentaba convertir el CIREN en una institución exclusiva para extranjeros. Esto fue lo último que Hilda toleró: la discriminación de los pacientes cubanos, quienes no tenían ni tienen, en el presente, recursos suficientes para acceder a tratamientos sanitarios de excelencia.

Notaba que el proceso revolucionario cometía iniquidades: manipulación de la prensa, falta de distribución de la riqueza, persecuciones, privación del respeto por los derechos de las familias, desmantelamiento de las instituciones y tortura psicológica y moral.

Su renuncia tomó cuerpo a partir de la tortura moral que sufrió: durante quince años su gobierno le negó viajar a Argentina para reencontrarse con su hijo y sus nietos. ¿La razón? Su cerebro es patrimonio cubano.

Recién se le concedió el permiso de salida cuando le notificaron que la salud de su madre, quien había sido autorizada a viajar a Buenos Aires porque estaba enferma, se agravó. Aún hoy (llegó a la Argentina en el mes de junio de este año) debe concurrir a la Embajada cubana para pagar una mensualidad a fin de prorrogar su estadía.

También nos comentó que, en la actualidad, Cuba mantiene una progresiva baja en el nivel sanitario y educativo, los jóvenes están desesperanzados y que en la estructura partidaria no existe un debate serio para producir cambios.

Opinó que Fidel Castro es una persona muy inteligente, cautivante y carismática pero que sólo con la inteligencia no sirve.

Según Hilda, la bella revolución encarada por el Ejército Revolucionario –en la que tuvo una fe casi religiosa– pasó a ser una dictadura, un régimen que, según sus palabras, el Che abandonó porque no se callaba.

Hilda fue capaz de superar las hostilidades que vivió, sin odio ni resentimiento, con amor por su país y con la esperanza de que Fidel y su hermano, Raúl, puedan hacer realidad lo que deseó, y creyó, que sería posible: la felicidad del pueblo cubano.

Este post fue publicado por editora, el Friday 18 de September de 2009 a las 1:32, bajo la sección Todas.


el dispreciau le ha expresado lo que sigue:
19 de September, 2009 - 10:22
dijo:

Estimada Señora SENADORA NACIONAL María Eugenia Estenssoro: me complace leer su entrada y cómo está orientando sus mensajes desde un tiempo a esta parte. Intentando nutrir de experiencias al inconsciente colectivo. Vale. La vida de Hilda Molina es un ejemplo, como la de tantas otras personas que permanecen en el anonimato. Quizás lo bueno que subyace en esta entrada es que las vidas se diseñan andando, sin estridencias, con convicción/es y siendo fiel a ella/s. Ser fiel a las convicciones implica asumir riesgos, alejándose de los criterios de la ventaja y el facilismo de la obsecuencia. Las personas reciben hoy mensajes propios de anti-valores que se han instalado en la sociedad, tales como “decir una cosa, pero hacer lo contrario”… “enseñar una intención para luego atropellar a mansalva”… “expresar una coherencia para luego transformarla en una incoherencia”… Nuestra sociedad está siendo consumida por un burn-out inducido desde el poder ejecutivo y lamentablemente recibiendo la solidaridad por omisión de la clase política. Bien vale entonces el ejemplo que Usted brinda con sus acciones y actitudes. Más allá de los compromisos están las ideas que nos guían, de no ser así, no somos nada… apenas masas informes de carne, ojos, sin sentimientos. Lo de Hilda Molina triunfa por reiteración y la capacidad expresiva de los silencios activos, una cualidad olvidada por los argentinos. Nosotros, la sociedad argentina necesita de los ejemplos anónimos para crear un nuevo valor social que se transforme en el paradigma de las generaciones que nos siguen, desplazando el exitismo que nos caracteriza y el desprecio que nos gobierna... los resultados tan declamados se construyen con capacidad de gestión y diseñando el pretendido mañana que transitarán otros, los que nos siguen.-
Un cordial saludo
Cerasale

Septiembre 19, 2009

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